jueves, 30 de enero de 2014

La paciencia de un blog




Sólo quería decirte que... ¿has visto que ya tienes 163 seguidores? ¿Estarás orgulloso, no?
La verdad es que no sé cómo lo haces...
     Ahora mismo ando con el estrés a cuestas, lo sabes. Los exámenes están cerca y son demasiado exigentes. El primer disgusto ya lo llevo, veremos cómo sale el de mañana. 
     Aunque, dentro de lo que cabe, tengo algo importante que está a punto de finalizarse. Por eso no me desanimo del todo. Además, que el positivismo tiene que hacerse hueco fuerte.
     Quiero dormir, y no tengo tiempo ni para eso. ¿Y por qué, entonces te escribo? Porque no quiero que te sientas desplazado. 
     Quiero leer, pero tengo que estudiar. Cuando abro el cuaderno... ¡No estudio, escribo! Tengo que tener cuidado con eso, ¿entiendes? ¡Qué peligro!
     Me he hecho amiga del imperialismo, del patrón oro, el capitalismo, las revoluciones industriales... En fin, que tú quieres que te hable de libros, que te escriba historias y que te destripe mi alma por entero, no quiero amargarte con errores históricos que cambiaron las economías mundiales. Lo entiendo :)
     Quería darte las gracias por aguantarme en aquellos días en los que el mal tiempo se puso en contra de mis defensas. No suelo tener recaídas, pero aquella...
     Espero traer las novedades pronto. ¿Esperarás? El 12 de febrero seré libre (más o menos).

P.D: te escribo pronto, lo prometo :)


     


sábado, 25 de enero de 2014

«It's where my demons hide»

A ver... ¿Cómo empezar a redactar? ¿Cómo empezar a escribir?

Pues es fácil: letra tras letra...

De mi mente no salen más que tristes poemas, trozos de vida que parecen hilados sin mucho sentido en líneas desparejadas. Porque... soy realista: la poesía se la dejo a los poetas, y yo me quedo solamente con las letras.
Ellos que se adornen con ricas metáforas, que yo arrastro mis frases macabras.
Al menos sé que por mucho que las lleve por el suelo, se mantienen limpias...

Pero ahora voy subiendo por las ramas, y como nadie puede pararme: «¡Eh, oye! Vas a caerte!»
Algún día bajaré de la copa de mi secuoya, aunque para eso bien se sabe que antes debo de llegar hasta arriba. Llegar y contemplar el paisaje. No estoy segura de lo que me encontraré al mirar abajo, pero por el camino, rama tras rama es ese pensamiento el que me mantiene intrigada y me alienta a seguir subiendo.
Las secuoyas son altísimas, altísimas... Pero tan bonitas... Algún día las veré en California, por ahora cuido a la mía: la secuoya de mi vida.

Y es que sé que mucha gente se asusta de su altura, por eso dejo de verla en la escalada. Me da pena, pero creo que no es mi problema.

Pasa lo mismo con los demonios internos. Yo los quiero, no les tengo miedo. ¿Por qué asustarme de algo que forma parte de mí? Sin ellos a veces me habría perdido. Son vocecillas que sustituyen a la conciencia, porque ya la mataron en el pasado. Sólo recuerdo un difuminado "crack" que apagó la voz de mi mente.

Cuando creo que estoy sola, me hablan, y no me queda otra que sonreír y afrontar el futuro. Soy afortunada, tengo mucha ayuda. Y sé que si me resbalo, un angelito con alas de murciélago sujetará mi brazo y alzará la barbilla para que continue. Lo mismo con alguna pierna...
Y puede que al llegar a la cima me dejen, estaré triste, pero sabré que irán a ayudar a otr@ a escalar su árbol. A lo mejor (y ese es mi deseo) alguno se quede a mi lado.

Los hay quienes prefieren patearlos por miedo, y así ellos se rebelan mostrando su dolor. No pretender dañar, pero si les hacen daño a ellos...

Los primeros ataques de mis demonios son débiles en mi memoria, creo que hubo tantos que mi conciencia murió de un infarto y que ellos sólo contemplaron su muerte con horror. Desde entonces dicen que me la deben, por eso están conmigo.
Pero aquella vez sí que actuaron bien, y me lo recuerdan cada vez que el recuerdo aflora por algún rincón de mi cabeza.

Una vez les conté que en un libro genial, un chico que amaba el té verde y a una chica que quería ser loba, había aprendido a guardar en cajas de cartón todo aquello que quería olvidar pero de lo que no podía deshacerse. Así, podía estar tranquilo, porque usaba un precinto muy fuerte.
A mis demonios les encantó la idea y pensaron que me vendría genial. Y empaquetaron tantas cosas... Las envolvieron con cuidado. También usaron plástico con pompitas y precinto fuerte, como el chico que amaba a la loba.
Aún así algunas cajas se movían, pero por eso están ellos rondando: se suben encima y no dejan que se abran.

Si alguien consigue quitar el precinto y ellos lo descubren... que miedo. Se enfadan mucho aunque yo esté triste, y no me echan la culpa. Por eso, tal y como Imagine Dragons dicen en "Demons": «its dark inside. Its where my demons hide, its where my demons hide»...

Me inquieta mirar a los demás a los ojos, ¿y sabéis por qué? Porque es donde se esconden los demonios y algunos son muy difíciles de convencer. Hasta no estar segura, prefiero no mirar. ¿Qué tipos de demonios esconderán esos ojos azules? ¿Y aquellos más verdes? Se podría armar una guerra o encontrar demonios aliados, pensadlo.

Para no tener que llenar y guardar más cajas, dejo actuar a mis chicos primero. Así que... cuidado con los ojos: «its where my demons hide.»



lunes, 20 de enero de 2014

"De blanco y negro"


Dicen que el verdadero color de la muerte no es el negro.
Dicen que el verdadero color de la muerte es el blanco.
Dicen, dicen...
El negro en sus ojos daba miedo, no había blanco alrededor. ¿Espantaba entonces a la muerte? ¿La espantaba de ella, a caso? (¿La mantenía a salvo, quizá?).




Algunos creen ver un vaso a la mitad, medio lleno.
Algunos creen ver un vaso a la mitad, medio vacío.
¿Cómo estaba él? ¿Cómo se sentía? ¿Medio lleno o medio vacío? ¿De blanco o de negro?
La palabra correcta era incompleto.



Pero si el blanco parece bello y llama a la muerte, ¿por qué huir del negro?
No, ella estaba equivocada. Él también lo estaba…
Lo oscuro espantaba a la muerte y lo claro la llamaba.

Entonces, ¿por qué no entregarse a sus ojos? Al final sabía que lo haría encantada.





Por Princesa Solitaria, escritora y lectora compulsiva. Club literario "Vidas de Tinta y Papel".

lunes, 13 de enero de 2014

Club literario: hablando de participaciones y demás


Escribo para informar sobre las publicaciones de este mes, del Club Literario.
Será el día 20, y el tema para todas las categorías:

"De blanco y negro" 
(podéis utilizarlo de título o poner el vuestro)

Ahora bien... Sé que no es un requisito ser seguidor del blog (de ninguno de los dos), pero sí que lo es publicar entradas para dicho club (salvo las blogs novelas). Y no lo estoy diciendo porque haya personas que el mes anterior no publicaran en las entradas especiales, no, esas son opcionales (pero serán publicadas en el blog del Club si son escritas y presentadas, como ya se pudo ver el mes pasado) y como dije: "no quiero agobiar a nadie con esto. Cada uno tiene que atender a sus propios blogs". 
Con esto vengo a decir que, a partir de este mes, todos aquellos que vayan a participar cada mes, tendrán que dejarme un comentario en la entrada que deje en el blog del club (con el tema que deje, como ya he dicho). Es decir: en "Vidas de Tinta y Papel" no se publicarán estos post informativos, sino que aparecerán en el blog oficial y será allí donde se dejan los respectivos comentarios de participación, para así, poder llevar un control. Lo que quiere decir que os pido estar atentos una semana antes del día 20 (no pido tanto).
Ahora hay mucha más gente, y tener que andar pasando por todos los blogs (sin tiempo a penas), para luego no saber quién publica y quién no (porque cada uno elije su hora...), pues es un poco estresante. Para luego encontrar casos como que un blog ha sido eliminado y no se me ha avisado, o eso... no se publica nada (y líos varios).
Si participáis este mes, tenéis que dejarme un comentario en esta entrada, y saber que el mes que viene esto se publicará en el otro blog. Además, el día 20, cuando se publiquen las entradas, los participantes deberán mandar el enlace de su entrada a mi correo, para así no andar de un blog a otro.
De esta manera, la organización será más clara, y no perderé de vista a los blogs que quieran que sus entradas sean evaluadas y publicadas.

Espero que me comprendáis. Si alguien no desea seguir participando, que me lo comunique por correo, no hay problema. Pero por favor, creé el Club como algo serio, y tiene unos requisitos "muy simples" para participar. Si no se entiende algo, repito: mi correo en CONTACTA.

También quería comunicar que posiblemente notéis mi ausencia más de lo normal por aquí debido a los exámenes cuatrimestrales. Rondaré un poco menos, para rendir y después regresar con cosas nuevas.

Gracias por leer, a todos :)


Nos llaman los corazones hambrientos


Estaba allí, con la espalda apoyada en un árbol y un cigarro en los labios.
Mi interior se revolvió y me sacudió ahogándome con mi propio jadeo. Sus labios parecían expresamente hechos para amoldarse a aquella arma con la que sabía retar.
—Renny Hemingway —pronunció mi nombre, sosteniendo el cigarro con el pulgar y el índice derechos, para apartárselo de la boca. Lo examinó con sus ojos oscuros y su desinterés característico.
Aquel maldito gesto, me inquietó más.
Cuando pensaba que estaba a salvo de sus comentarios, o de alguna de sus miradas profundas, un tono abrió el silencio:

“Got a wife and kids in Baltimore jack.
I went out for a ride and I never went back”

Me llamaban, pero en lugar de ver quién me había hecho dar un salto delante de Chace Ramsey, colgué. Y acto seguido… cometí uno de mis errores característicos: mirar sus ojos.
“Everybodys got a hungry heart” —cantó el estribillo. Esa canción me encantaba…
Tragué saliva tan fuerte, que me escuchó y con una sonrisa de superioridad volvió a atrapar el cigarrillo con los labios. Con el pie sobre el tronco del árbol, se impulsó para dar unos pasos en mi dirección. Cuando se sentó sobre el capó de su camioneta verde, sentí que el corazón me traicionaba. Acto seguido, me aplaudió:
—¿Te inspiras en Bruce Springsteen para las actuaciones? Porque en algo debe residir la clave de tu éxito —dio una calada profunda y soltó el humo despacio, observando mi reacción.
—No —contesté con fingido mal humor —. ¿Qué haces aquí?
—Espiar a la competencia —. El cigarro volvió a ser abrazado por sus labios.
—¿Competencia?
—Eres un gran actor, te llevas todos los papeles —se encogió de hombros al contestar. Eso no me aclaraba nada. Él no iba a teatro, ¿de qué competencia hablaba?
¿Y?
De nuevo, con esa seriedad que lo caracterizaba, clavó sus ojos negros en los míos, gélidos como el hielo. Y derritió el hielo… al completo.
—Yo también soy bueno, ¿sabes? Mejor que tú, incluso.
Eso me hizo reír a carcajadas, y pareció aliviar un poco mi tensión. Su expresión seguía seria e inescrutable.
—No sabía que actuaras.
—Me gusta ser quien quiera ser, cuando quiera hacerlo. Me gusta retarme a mí mismo y confundir a la gente. Es algo con lo que nací, es innato —me sonrió, y tuve que apoyarme en el vehículo.
Me quedé de piedra, y no supe exactamente por qué.
—¿Te gusta confundir siendo quien no eres?
—Simplemente protejo al verdadero Chace de los hipócritas, como haces tú. Soy yo, dentro de mi personaje.  —El cigarro terminó de consumirse, y se llevó otro a la boca —. De hecho, soy tan buen actor, que sé que ahora mismo estás jugando un papel. Tu corazón tiene hambre, Renny. Y nunca lo has alimentado como merece. ¿Por qué lo torturas? Lo tienes famélico.
Sus palabras rebotaron por todo mi cuerpo y noté un súbito calor estallarme en la cara. Sentía rabia. Yo no pretendía esconderme.
—Eres… ¿Lo saben…?
—¡Qué más da! Lo sé yo, y ahora… tú —Sus labios se curvaron peligrosamente y se acercó más —. ¿O acaso me dirás que cuando besas a Hanna para esa obra, no sacas a otro Renny? Lo noto en tus movimientos, pero nadie más lo hace. Porque eres un profesional, y resulta… que yo también. Y me sé todos los trucos.
Estaba asombrado. Con un impulso, pregunté:
—Y tu corazón… ¿Tiene hambre? —me sentí estúpido, ipsofacto.
—Todo el mundo tiene un corazón hambriento, pero el mío supera a la media —contestó con la mirada petrificada en… mis labios.
—¿Te ocultas?
—¿Para qué?
Sin pensar, le quité el arma de la mano y solté el humo sobre su boca. Los ojos de Chace relucieron muy cerca de los míos y enseguida noté el áspero sabor de su boca guiando a la mía, al compás de “Hungry hearts”.



Por Princesa Solitaria
 (Alexandra)




Este relato que presenté al concurso "Liberando a la imaginación" (de tema homosexual) del  blog "Sonrisas Momentáneas", alcanzó el primer premio. Gracias a undestinocontigo por dar una oportunidad a los protagonistas de esta historia y por confiar en su forma de actuar y ver su mundo. Gracias de nuevo a los lectores de "Vidas de Tinta y Papel".

Después de leer la historia de Renny y Chace... ¿esperabais otro desenlace?



Chicas que quieren ser zombies escuálidos de color azul

Cuando las risas cesan y me invade la calma, me doy cuenta de que no puedo dejar de mirar a la niña, que de puntillas, se alza para continuar adornando el gigantesco árbol navideño, por sus ramas más bajas.
Entonces, el abrazo de alguien a mi lado me hace reír con fuerza, y bañados por las luces de colores, la admiramos abrazados:
La princesa crece, y cada año, cada navidad, es algo mayor. A veces, me da miedo mirarla tanto. Su padre también lo dice, ¿podríamos desgastar la belleza de la más hermosa de las muñecas? Al fin y al cabo, nada es eterno… Pero ella sí.
¿Se acaba acaso la magia? Siempre que viva en algún corazón, resistirá cientos de finales, y resurgirá de sus cenizas como el fénix. Y nuestra princesa lo hará, puesto que ya tiene ganados al completo dos fuentes de vida que se hinchan con una sola de sus sonrisas luminosas, y que se desviven por sus miradas de hielo.
Pero, aunque me duela reconocerlo, ya nadie cree en la realeza, ¿qué será entonces de mi pequeña princesa? De sus rizos dorados y sus labios rosados… ¿Prestará alguien verdadera atención a sus dulces “te quiero”? ¿Llorarán al verla triste y le darán consuelo?
Jace me dice que no tenga miedo, ella es fuerte. No es de porcelana, aunque mis ojos así lo vean. Es feliz en su ignorancia, mi pequeña. Y tan dulce, que conmueve a cualquier alma.  Por eso, verla crecer, tratando de lograr alcanzar la rama más alta para decorarla con bolas plateadas, me destroza. ¿Dejará que algún día le arrebaten sus sueños? ¿Le arrancaran su corona? Por muy fuerte que sea mi niña, esas cosas hunden y dejan huella… ¿Y si ella misma deja sus vestidos para inspirarse en la nueva moda? ¿Se vestirá de piel y huesos, en lugar de tul y seda?
Sale en las noticias, ya no se escucha a las princesas. Todas quieren rostros afilados y caderas estrechas. Ojos sin vida y andares como de almas en pena.
¡No quiero ese cruel destino para mi pequeña! Sus ojos grandes los coloreó el cielo, ¡nadie se merece caer en esa condena!
¿Por qué esa absurda moda de desnudar el alma y lucir como esqueletos? ¿De verdad la gente cambia huesos por peso? ¿Dónde quedan los valores, el amor propio y el respeto?
Vuelvo en mí, al escucharla reír. Ha logrado alcanzar una rama más alta, y me echo a llorar en los brazos de Jace cuando nos regala una carcajada de emoción. Hace palmas con las manos, tan pequeñas y delicadas. ¡Le emociona hacerse mayor! Pero claro… Ella sólo piensa en ser alta para decorar solita el árbol entero, ¡no para convertirse en una esbelta modelo! Espero… Pues cada vez que recuerdo esa vida, de tacones altos, minúscula ropa y sesiones de fotos de duraciones desmedidas, noto el estómago revuelto y la cabeza me da vueltas. No era belleza lo que se conseguía…
Al acariciarme los brazos, me asusto y busco un espejo para comprobar que soy yo, y no un saco de huesos. Y recuerdo mis pesadillas. Me persiguen rostros pálidos, sin vida apenas. Me llaman para que los acompañe y me dan pena.
Los brazos de Jace vuelven a encontrarme y me besa, deteniendo mi llanto.
–No tengas miedo –me susurra – ahora, tú también eres mi princesa –limpia mis lágrimas y besa mi pelo. Entiendo lo que me dice, yo también visto de seda.
 Los dos sonreímos, con la mirada de vuelta en el punto vestido de rojo que gira y gira, dando vueltas sobre la alfombra, con los brazos extendidos y el pelo revuelto. Las luces la bañan y comprendo: nunca podemos dejar que se consuma algo tan bello. Cueste lo que cueste, tenemos que luchar contra las inseguridades y el miedo.



“Dar la cara por lo que queremos”

Por Princesa Solitaria 
(Alexandra)


Este relato ha conseguido el tercer premio en el primer concurso del blog "Érase una vez..." Tenía muchas dudas a la hora de presentarlo, pero por lo visto no ha salido tan mal la cosa. Le doy las gracias a P. F. Roche por organizar el concurso y por darle una oportunidad a mis letras. Desde aquí, un gran saludo a los demás ganadores y a todos aquellos que me leen en "Vidas de Tinta y Papel"... Si las palabras no fueran leídas... ¿Qué sería de ellas?


viernes, 10 de enero de 2014

Reseña: La alargada sombra del amor






Título original: Maintenant qu'il fait tout le temps nuit sur toi
Autor: Mathias Malzieu
Editorial: DEBOLSILLO
Páginas: 160
Temática: ficción moderna y contemporánea.
Precio: 8, 95€

Otros formatos disponibles:

FLEXIBOOK: 6,95€
E-BOOK EPUB: 5, 99€
TAPA BLANDA CON SOBRECUBIERTA: 13,90€








Sinopsis
Mathias, un joven treintañero, acaba de perder a su madre, mientras espera en el parking del hospital a su padre y su hermana, ocurre un hecho insólito: un gigante se le aparece y le anuncia: "Soy el gigante Jack, doctor en sombrología. Trato a las personas que sufren una pérdida administrándoles un trozo de mi sombra. Con la sombra se puede batir el dolor y la muerte". Mathias deberá aprender a utilizar la sombra protectora.

¿Será capaz de vencer el dolor? ¿Evitará caer en el abismo? ¿Somos nosotros mismos capaces de asumir la perdidad de un amor, un familiar o un amigo? Si no es el caso, el gigante Jack -un viejo conocido de los lectores- tiene una fórmula perfecta para todos.










No he podido evitar dejar unas frases...

"Cuando me llegue el turno de morir, me gustaría evaporarme. No quiero que alguien al que amo tenga que elegir dónde enterrarme y en qué caja".

 "Me pesa todo el cuerpo, creo que es porque un corazón roto se diluye por todas partes a través de las venas, se extiende y se infla. Y te vuelca como si acabaras de darte un buen porrazo al caerte de la bicicleta, desnudo".

"Algunas veces solo necesito esconderme, en otros momentos desaparecer, para que me dejen en paz, y no pensar en nada. Aunque lo mejor sería que me hiciera un traje de pájaro con mi sombra y volar, porque estoy harto de arrastrar la cara bajo tierra, de no ver ahí absolutamente nada y pienso que, quizá, en el cielo, o justo encima, te encontraré". 


"¿Te gustaría vivir a pocos centímetros del amor de tu vida sin poder tocarla? Eso es aún peor que no verla para nada. Porque aunque la muerte te quite el tacto y el aparato digestivo entre otras cosas, la memoria permanece intacta. Los muertos se acuerdan muy bien de lo que podían sentir cuando vivían".




Pese a que las obras de Mathias Malzieu hayan llegado a ser Best-sellers en España, mucha gente no ha terminado conectando con sus escritos... Pero centrándome en "La alargada sombra del amor", tengo que decir que ha sido un libro muy, pero que muy realista, profundo y sobrecogedor. Me ha emocionado en el sentido de tristeza, pero el don que tiene este autor para envolvernos con sus palabras, me ha cautivado por completo pese a estar leyendo un relato de carácter triste y duro.
Porque el protagonista de la historia se expresa de una forma tan real, que cuando le duele, los lectores sienten ese dolor, cuando el vacío constante de la pérdida y el amor se le clavan en el corazón (el cual describe como derretido y hueco), los lectores lloran con él.
     El libro recoge una situación desgarradora como es la muerte de un ser querido: una madre. Y Mathias trata de hacernos llegar el torbellino de emociones que le embargan  al tener que vivir con semejante hecho. 
     Puede que ciertos aspectos de la obra nos dejen desconcertados, pero merece la pena leer lo que el protagonista de la historia cuenta, porque sin duda, sus experiencias ayudan y hacen pensar de una forma diferente.
     Sin duda, la ayuda del gigante Jack, le da un toque irónico y fantástico con el que el libro queda aderezado de manera muy original.

     En definitiva, desde mi opinión, creo que "La alargada sombra del amor" se merece los éxitos que ha sembrado, y el escritor se ha convertido en uno de mis favoritos, porque maneja las palabras que da miedo, emociona con sólo una línea, y te adentra en lugares insólitos y personajes que nunca podrás despechar de tu mente. Además de que sus libros son cortos y se leen rápido.


Según mi ranking (sobre siete), considero que la obra se merece un:

6/7
Casi para enamorar

No llega a ser perfecto por el tema que trata, pero bien podría, ya que hablo desde mi perspectiva. No le he dado menos puntuación porque considero que es "más que bueno", y las frases y la escritura son dignas de ser leídas.

"La alargada sombra del amor", ha sido un libro que ha llegado a quedarse en mi corazón, pero respeto que para otras personas el libro no tenga aceptación.






Sobre el autor:
Mathias Malzieu nació el 16 de abril de 1974 en Montpellier (Francia). Después de abandonar su intención de convertirse en tenista creó el grupo rock Dionysos, del que es cantante.
En el año 1996 editaron su primer álbum, “Happening Songs”. Más tarde aparecieron discos como “Haiku” (1999) o “Monsters In Love” (2005).


Como autor literario se inició con el libro de relatos “38 Mini Westerns Avec Des Fantomes” (2002). 




Ranking de valoración




1. No tocar
2. Se puede abrir
3. Mmm... interesante, tiene algo
4. Bueno
5. Más que bueno
6. Casi para enamorar
7. Flotando


Dejo las posiciones con las que valoraré los libros de los que hable. Es sobre siete, como se puede ver.Por el momento utilizaré números, porque no estoy muy convencida de usar dibujitos aún. Cuando el representante de Vidas de Tinta y Papel salga, a lo mejor le doy el honor de emplearlo en las valoraciones.
  ¿Leeréis las críticas? :)

miércoles, 8 de enero de 2014

Burbujas aislantes

El índice sobre los labios... ¿Pedimos silencio o tan sólo pensamos? 
     La cosa varía según nuestro estado de ánimo y nuestra expresión. ¿Qué pensarían aquellos que nos miran? ¿Nos prestan atención tras sus periódicos o sólo se aburren de las esquelas habituales?
     Luego sonreímos, sólo pensábamos...
     Y pensábamos tan absortos, que la realidad ha decidido sumergirnos en una burbuja aislada de la humanidad. Nos ha empujado tan al fondo, que las paredes transparentes y delicadas han logrado aislar el tumulto y los murmullos. La comodidad nos acaricia como el material de la pompa. ¿Es de jabón? Quién sabrá... 
     ¿De qué están hechas vuestras pompas? Yo diría que la mía tiene propiedades calmantes, a lo mejor todas tienen ese sistema incorporado. Tampoco voy por ahí preguntando...
     La chica de la sudadera con un gatito estampada, sentada a mi lado, aún sigue en su burbuja aislante de la realidad. Pero yo ya he terminado mi momento, y bueno... ¿enero, continuamos?

jueves, 2 de enero de 2014

"Vivir al límite"



Sí, sucedió de pronto, como en las películas. Por lo menos, así fue para mí...

     Despedimos el año y 2014 llegó con tan buenas vibraciones, que me sentía diferente desde el minuto uno. Estaba feliz, y por muchas cosas: mis propuestas para el nuevo año, las nuevas personas que he conocido... mis amigos (los de verdad de la buena), tú (mi blog amado), mis libros... Todo. 
     No me vestí de rojo. No, no... De verde y negro. El verde es el color de la suerte, y el color de mis ojos. Un color tan bonito... que se encuentra en tantos sitios, en tantos lugares, acariciando las hojas de los árboles, pintando las briznas de hierba del campo, trepando por muros viejos de casas abandonadas, extendiéndose por villas italianas... Y Esperanza. Esperanza porque 2014 es un año diferente, lo presiento. No puedo esperar más, ya no voy a retrasarme. Es el año, estoy preparada, y puedo afrontarlo.
     Pude salir a bailar un poco. Tenía ganas, ganas enormes de dejarme llevar por la música, del brazo de mi querida best (amiga con una posición privilegiada en los dedos de una mano). Y aunque esperásemos una hora entera en el frío de la calle, yo estaba feliz. Sonreía aunque los dientes me castañearan, ignoraba las miradas desatinadas y los comentarios. 
     Entramos, bailamos, bailamos, cambiamos de lugar entre la gente más de una vez, volvimos a bailar, cerré los ojos, la luz azul era incómoda pero me despertaba, la música a veces no acertaba... Pero yo me movía o lo intentaba. El ventilador era un verdadero estorbo... Se acercaba la hora de irme... Y pude ver lo que no quería a través de la ventana: otros ojos verdes (maldita sea).
     Creed, que unos ojos verdes son muy difíciles de olvidar... Y más si el color en sí, te gusta.
     Mi mente empezó una lucha interna... ¡Era año nuevo, por Patch! Y yo, de golpe, sentí las raíces de la angustia y la tristeza revolviéndose a su antojo por mi interior. (¿Por qué? Ni si quiera puedo describirlo...). Me avergüenzo por no ser capaz de describir lo que sentí. Estaba tan bien, disfrutando, pero llegó el momento de chafarlo. Quizá porque fue una sensación extraña la que me impulsó a levantar la cabeza y observar sobre las cabelleras danzantes, quizá porque mi debate interno venía desde hace ya un tiempo, quizá porque mi negación me está reconcomiendo, quizá porque es imposible, lo sé, y eso me ¿hunde? 
     Salí, mi best me sonrió, me comprendía (quiero creer, o se compadecía...).
     Fuera, la despedí y tuve que aguantar: "¿Esta es la nueva parada de autobús?", de unas cuantas almas desamparadas con más alcohol entre las cejas que yo qué sé. 
     Me arrimé al portero para mayor seguridad, y pareció comprenderme (majo...).
     En fin, en 2014 no se permiten las desilusiones a mansalva. No. No dejé que el malestar terminara de extenderse... Mi cama, las galletas de chocolate, el móvil y mis libros. Felicidad.
     Felicidad...
     Felicidad...
     Felicidad...
     Y así será, porque estoy harta de la negatividad, de esconderme y retirarme a torturarme.
     Me IMPORTA bien poco ahora "eso". Ahora necesito mi tiempo para terminar lo planeado y llevarlo a cabo, de leer tanto como pueda, de mejorar para que, tú, mi querido blog, crezcas y crezcas y hagas que me sienta orgullosa de crearte. Empiezo sabiendo con certeza en quienes puedo apoyarme, y para los demás..., * (*entiéndese como una palabra mal sonante para mis oídos de Princesa, y para los ojos de aquellos que te lean).
     Me siento increíblemente feliz conmigo misma, y eso ¡es importante! He aprendido a quererme, a valorarme como nadie, y ha dejado de importarme el "qué dirán". Dirán lo que les de envidia, y yo me reiré, porque yo me esfuerzo, dedico mucho tiempo a lo que me importa (lo saco desde debajo de las piedras si hace falta). Me arrastro, me hundo, me levanto, me ayudan a hacerlo, y no puedo pedir más.
     Gracias a aquellos que me alegran las mañanas, las tardes, las noches de Whatsapp, porque, querido blog... A estas alturas, nunca podré olvidarlos.