¡Voy a publicar!

No sé cómo encabezar una entrada de este tipo. Tampoco de si importa mucho o no.

Anunciar que se va a publicar una novela, hoy en día, ya no es una gran acontecimiento. Ni mucho menos, de un autor desconocido para el mundo. Uno de tantos. Uno de muchos.

Muchos de los que lean este post, dirán: "Pues otro libro más. Moriremos enterrados a este paso". Y no os digo que no. No digo que no...

He decidido apostar por una autopublicación, que ya me tocará aclarar más adelante, el por qué de esta decisión. Me diréis que porque no valgo un duro como escritora, que escribir sabe todo el mundo... Que el medio está mas que trillado. Pero yo no escribo para mantenerme de ello, eso sería soñar demasiado. Yo escribo para poder seguir sintiéndome yo. Tengo mi rutina, y la escritura lleva años formando parte de ella.

Lo importante y de lo que quiero dejar constancia con este escrito es mi experiencia en todo el proceso que estoy viviendo. Ya sé que soy muy joven por apostar en un "toma mi dinero y publícame", pero por algo se empieza. Por algo se ha de empezar. Y el proyecto ha llevado muchos meses de meditación. Muchos comederos de cabeza. Migrañas. Miedos. "No le va a gustar a nadie", "no es lo suficientemente bueno", "solo soy una cría". Pero, si he terminado cediendo, si he decidido arrojarme a ello ha sido porque, por pequeño, el apoyo que he recibido ha sido arrollador. No hubiera aceptado si no me hubieran gritado: ¡¡¡SÍIII!!!

Me han perseguido bajo amenazas, JAJAJAJA.

Se tiene constancia de libros autoeditados que han sido best-sellers. Por supuesto, no pienso ni de lejos que ese sea mi caso. No quiero lucrarme. Tal vez, que alguien se emocione con las partes en las que yo lo hice. Que alguien sienta lo que sentí yo al cerrar capitulos e iniciar otros.

Ya no hay vuelta de hoja. La vorágine es imparable. Si termina en desastre, seré la primera en caer, como el capitán del Titanic, que se hundió con él. Pero, ¿quedarme parada es la mejor jugada? Tal vez sí. Tal vez la clave resida en el "aquí a unos años". Quizá no sea ni el momento ni la obra. Quizá mis sueños se frustren (cosa que dudo). Demasiados quizás...

Siempre me dicen que somos los primeros que tenemos que creer en nosotros mismos, en nuestras creaciones... Al fin y al cabo, si no lo hacemos nosotros, nadie más lo hará. Por lo menos, no con la misma autenticidad. Soy de las que les cuesta creer en su valía personal; lo admito, pero estoy trabajando en ello.

Voy a sacar a la luz una historia que me ayudó a terminar de comprenderme como adulta. Una novela que empecé a escribir porque uno de sus personajes se me apareció como un rayo. Hizo que apartara todo lo que estaba haciendo: prepararme para un viaje de verano, hace ya dos años. Escribí la idea y la dejé madurar durante bastante tiempo. Pensé que no llegaría a acabarla, hasta que el aliciente se manifestó en forma de certamen literario. Uno de respeto, al menos para mí.

Y lloré al terminarlo, porque tuve la certeza de que lo había dejado tal y como tenía que quedarse. Para eso tuve que esperar lo suyo. Pero me encantó. Me costó despedirme de la historia.

Por eso creo en ella.

Porque ha marcado una etapa en mi vida.

Porque me ha enamorado. Y se me ha clavado por dentro.

Traté de hacer una especie de denuncia pero me pudieron las circunstancias y tiré de sentimentalismo. Reconozco que soy muy empática, y mis personajes son demasiado reales para mí. Sus problemas son míos. Sus llantos también los he padecido. Así como sus enfermedades.

¿Merecerá la pena?

Sin duda. Y sobre todo por lo que supone para mí en el sentido de "creer".

Alex, cree en ti. Aunque sea un poquito. Permítete creer, porque si no empiezas a hacerlo tú, mal vamos. Tírate flores de vez en cuando sin pasarte, claro.  

Tengo un instagram precioso y un twitter entretenido: @alexandraaemm