"Nïa contempló con asombro el paisaje nevado que se extendía ante ella. Ni siquiera se había dado cuenta de que todo había cambiado a su alrededor, y sólo cuando el aguanieve caló las suelas de sus botas de cuero y sintió el frío entumeciéndole los pies, descubrió que ya no estaba en Eirdain. El manto blanco de nieve la rodeaba por todos lados. A lo lejos, casi perdida en la niebla una suave cadena de montañas se confundía con un cielo lleno de nubes grises de invierno. Los pinos y abetos eran el único punto de color en medio de la llanura, una vegetación oscura y triste bajo el manto algodonoso. Los árboles estaban tan cargados de nieve que a veces se desprendían pequeñas avalanchas llenas de espinas de hielo que podían atravesar sus ropajes. El viento helado le cortó la piel de los labios, y agitó sus alas para hacerlas entrar en calor. Algunos copos diminutos danzaron en torno a ella"
Laila Winter y la Maldición de Ithirïe -Barbara G. Rivero.
Amigos de invierno
El pequeño apretó con fuerza los puños e hizo
chirriar los dientes mientras pensaba. Escuchó un crujido cercano, y con pavor,
observó el suelo que se abría a sólo unos pasos.
Un grito infantil rasgó el aire, y el niño tembló en el sitio.
Se volvió hacia los árboles
de su espalda. Eran pinos, pinos altos que parecían espolvoreados con el azúcar
que su madre utilizaba para decorar los pasteles; los reconocía porque eran los
que se cortaban y se decoraban para navidad, donde cada veinticinco por la
mañana, encontraba sus regalos.
–¡Vals! –gritó mirando
lo que antes había sido una espectacular superficie
cristalina. El manto opaco que ocupaba el lago, parecía infinito al
mezclarse con el blanco pulcro del paisaje.
El valle parecía tan
inmenso, que le daba miedo seguir observándolo, sin ver nada. Sólo infinidad
blanca…
Vals no respondió, pero
él sabía que su amiga seguía tratando de evitar caer a las aguas heladas, y
cruzaba los dedos para que el hielo no cediera demasiado pronto como para arruinar
las navidades de alguien.
Le bastó de un leve
gimoteo para salir corriendo dirección al bosque. Se alejó del lago notando el
escozor del frío en sus ojos. Vals comenzó a chillar y él corrió más rápido…
más rápido… más y más…
La nieve comenzó a
elevarse haciendo remolinos y el niño fue parado en seco. Asombrado y
boquiabierto, permaneció quieto mientras los remolinos brillantes lo envolvían.
Cuando se unieron dando formas, chilló y supo que lloraba:
–¡Mi amiga! ¡Vals está
en peligro!
La ventisca tomó forma…
humana. Y le sonrió.
–¿Crees en la magia,
pequeño Alaric? –le preguntó la mujer de escarcha. Tenía el pelo incluso más
largo que Vals, y sus facciones, eran bellísimas pese a estar formadas de una
etérea masa de nieve y cristal de hielo.
Alaric asintió; por eso
estaban allí, por eso Vals estaba atrapada en el lago…
La mujer le acarició el
rostro, sus manos perfectas y traslúcidas estaban heladas. Parecía una joya a
tamaño humano, una muñeca irreal, claramente irreal… Pero Alaric la veía. ¿Lo
ayudaría?
–¿Vas a ayudar a Vals?
–A Vals y a ti,
querido.
Para Alaric, eso fue
más que suficiente. Tiró de la mano etérea y la mujer corrió a su lado. Antes
de creérselo, habían llegado.
–¿Vals?
–gritó
Alaric con pavor. Pero Vals no respondió.
–Alaric,
¿vendrás a visitarme?
Él no la entendió.
–Nunca
te olvidarás de mi, verdad. Tendrás que venir a verme –casi
suplicó la muchacha. Era tan bonita… Pero Vals, su amiga… ¿Qué había pasado?
¿Se había roto el hielo y habían llegado tarde? –.
No olvides a tu amiga de invierno.
Alaric lloró con rabia, y la mujer de nieve y hielo, levantó los brazos y los extendió enérgicamente hacia las grietas del lago. Una furia blanca sacudió el valle y Alaric cayó al suelo, justo en el momento en el que centelleantes ráfagas de nieve se extendían como látigos de escarcha y reparaban las grietas de la superficie helada del lago.
Se disipó. Todo, hasta
la bella muchacha, y tras la neblina, una niña temblorosa, con una larga coleta,
cayó de rodillas a unos veinte metros de distancia. Alaric, parcialmente
aturdido, gritó al reconocerla. Incluso a esa distancia, podía ver aquellos
ojos azules y aquellas pecas. Corrió limpiándose las lágrimas, e impactó contra su
amiga al patinar por el hielo. Los dos cayeron al suelo, abrazados y
sollozando. Estaban bien, estaban juntos… Y había comenzado a nevar. Delicados copos de escarcha bañaron sus
rostros y sus ropas, y permanecieron tumbados sobre el infinito blanco.
La mañana de navidad en
la que Alaric salió de paseo, lo hizo con una sonrisa inmensa cruzándole el
rostro. Llegó al lago. Todo estaba bellísimo, como cada año sucedía, y a una distancia
del cristal de hielo, sobre un tronco viejo con poca nieve, Alaric esperó hasta
que la ventisca apareciera. La muchacha tomó forma delante de sus ojos y ambos
se sonrieron.
–¡Alaric!
–dijo
ella, llena de emoción. Sabía que su amigo tenía muchas cosas que contarle. Los
dos miraron a un pequeño de ojos azules que observaba con fascinación, el
vestido brillante de la chica de hielo.
–Tu
amiga de invierno –susurró el pequeño, y
Alaric sonrió –. Tu cuento de hadas, papá.
–Es nuestra amiga de
invierno –aseguró su padre –.
Es nuestro secreto cuento de hadas.
La amiga de invierno,
supo entonces, el motivo de ausencia de su querido Alaric, por las dos últimas
navidades. Las dos únicas veces que le había fallado en trece años.
–Quizá
en breve, podrás conocer a alguien más –anunció
Alaric, lleno de orgullo –.También tiene los ojos
de su madre.
–Una
pequeña princesa de hielo –sonrió su amiga de
invierno, sintiéndose plena de alegría al recordar aquel día, cuando un pequeño
de nueve años le pidió ayuda y se convirtió en su amigo de invierno.
Por Princesa Solitaria, escritora y lectora compulsiva. Club literario "Vidas de Tinta y Papel".
Precioso! Me ha encantado la historia, es super bonita :D
ResponderEliminarUn abrazo!
:) Gracias :)
EliminarGuau!! Me ha encantado tu relato princesita, es muy original e imaginativo.
ResponderEliminarYo ya he subido el mío, espero que lo disfrutes.
Besos
Ivet sarkis
Que bonito, que triste, que perfectooo.
ResponderEliminarMe has dejado con la boca de par en par, no he podido apartar la mirada hasta que no he acabado. Un relato conmovedor, has logrado emocionarme Princesita, un besazo enorme
Lena
Me ha encantado aunque también me ha dejado con la boca un poco descompuesto.
ResponderEliminarLa verdad es que has conseguido que me emocione.
Besos.
Me a gustado mucho :) me has emocionado muy muy hermosho n.n
ResponderEliminarSaludo y abrazo
Aaaaaw, que preciosidad de historia!!!!! *.*
ResponderEliminarMe ha encantado!!! ^^
Un beso! ;)
http://myworldlai.blogspot.com.es/
Hola :)
ResponderEliminarEspero que estes pasando una Feliz Navidad.
Ya he subido el relato de Navidad.
Besos
Ivet Sarkis