viernes, 14 de febrero de 2014

¿Quién lleva ceras de colores en el bolso?


Pues yo.
     Sí, yo.
     Una recién estrenada profesora de educación infantil siempre lleva ceras de colores en el bolso.
¿Por qué?... ¿Sabéis lo que es pasar cinco horas con niños chillones, llorones y a los cuales les encanta escalar por las mesas?
     No sabéis lo que calman los colores... No lo sabéis...

     El viento trajo consigo unas cuantas gotas de lluvia que se estamparon contra mi rostro cansado y ojeroso. Aquel día me había superado. Había pasado toda la mañana recortando corazones rojos de cartulina y repartiéndolos entre los niños de mi clase. Después del comienzo, la mitad lloraban desconsolados, ¡a ninguno les gustaban!
     Y entonces, mi cara de terror los hizo callar milagrosamente. Al final, todos acabaron regalándose corazones entre ellos.

     La mañana se me hizo eterna. Y para colmo, no había podido comer decentemente: la compra, preparar las siguientes clases, ¡carnaval!
     No quería ni pensar...

     Miré el móvil para comprobar que estaba frente al bar que Eva (otra afortunada profe y colega) me había indicado en un mensaje. Después, entré.
     Era un sitio agradable y tranquilo, o eso parecía. Como no localicé a mi amiga ni al resto de solteras que habíamos quedado para tomar cerveza, me senté en un sillón giratorio muy cómodo. Me quité el abrigo y resoplé.
     -Buenas tardes señorita, ¿qué le sirvo? -me sonrió un camarero moreno, que para nada parecía tener pinta de camarero.
     Me quedé mirándolo con los ojos como platos. Vestía con una camisa blanca y una corbata roja, y sus ojos marrones parecieron reírse de mí.
     -Estoy esperando pero... una cerveza.
     -¿Sin?
     -Te pediría un Wiskey, pero tengo que estar sobria para cuando lleguen mis amigas -resoplé con desilusión.
     -¿Un mal día? -me preguntó aún más sonriente.
     -¿Te conozco? -le solté, algo confundida. Sólo quería un poco de alcohol para atontarme y distraerme de lo que me esperaba la próxima semana.
     -No, no he tenido el placer de conocerte.
     Se me escapó una sonrisa de imbécil y me insulté en silencio.
     -Ni yo veo aún mi cerveza.
     El muchacho se marchó con una extraña expresión de duelo en el rostro y en la barra le entregó la nota a una chica que no paraba de moverse de un lado a otro. Pero él se quedó allí apoyado mientras montones de chicos igual vestidos salían de la cocina con bandejas llenas de bebidas y platos de raciones varias.
     Mi móvil vibró y lo saqué con irritación, era Eva:


Lo siento cielo, Monique se ha 
dislocado un hombro y vamos 
camino del hospital.
¡No preguntes cómo ha pasado, pero 
un anónimo nos regaló una ronda
de mojitos y la hemos gastado!
Ups, mierda... No leas lo anterior...
Joder, ¡no nos mates! Te queremos
Feliz San Valentín.


     Vale.
     ¿Reír o llorar?
     ¿Estampar el móvil contra el suelo o contra el camarero cotilla que no deja de mirarme?
     ¡Cambiar de amigas! ¡Eso es!

     Con una indignación que supera todos los límites, me levanto, pero antes de coger el bolso, mi cerveza llega a la mesa.
     -Aquí tiene -me sonrió de nuevo el moreno de corbata roja y porte muy distinta al resto del séquito.
     -No, es que...
     -¿Problemas sentimentales?
     -¿Sen... timen... tales? -le tartamudeo atónita.
     -Sí -asiente -. Es San Valentín, el día de los corazones rojos y de los bombones.
     -No me hables de corazones rojos -casi le suplico y me muestra sus dientes en otra sonrisa.
     -Problemas sentimentales -asiente autoconvenciéndose.
     -Si llamas problemas sentimentales a tratar con pequeños de 4 años...
     -¿Tienes hijos? -me preguntó con el rostro desencajado de golpe. Toda la atracción y la belleza parecen desaparecer.
     -Alumnos.
     El alivio estalla en su cara.
     Después de darle varios tragos a la bebida, se me resbala de la mano.
     -¿Pero qué? -me pregunto, observando el botellín. Tenía un papelito pegado, era un post -it rosa pequeñito. Lo despego despacio y aprieto los labios sin saber qué decir: observo un corazón dibujado a bolígrafo y con prisas mientras unos ojos marones de tonalidad cálida me derriten.


     ¿Graciosas las vueltas que dan los días?


 Cupido ha lanzado la flecha... 

¡Feliz San Valentín!

Por Princesa Solitaria, escritora y lectora compulsiva. Club literario Vidas de Tinta y Papel.

7 comentarios:

  1. Hola princesita: D
    Una preciosa historia, es realista y muy entretenida. ¡Las cosas que pueden pasar en un día!, sobre todo en un día tan especial. Lo dicho, me ha encantadooo el relato.

    Besos, ;)

    Ivet Sarkis

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  2. Qué mono, me ha llamado la atención mucho el texto la verdad.
    Besos^^

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  3. Me ha gustado tanto, basta con un pequeño relato para atraer mi atención... Feliz día (:

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  4. Al principio creia que se trataba de ti, pero luego he comenzado a leer y me he dado cuenta de que no! que bonito, que bonito es el amor, el amor deberia reinar el mundo, y no sólo en un día como hoy de san valentin sino todos los dias de nuestra vida! besitos! :)

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  5. Que ricura, yo tambien quiero uno de esos...
    Porque en San Valentín, el amor flota alrededor de todos, solo tenemos que encontrar la forma adecuada de expresarlo.
    Un besote Princesitaa
    Lena

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  6. Que bonito texto, me hizo recordar a mis amigas jaja más de una vez me han dejado así. Un beso Princesa.

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  7. Holaaa!! ^^
    ¡Hermosa historia!
    REALMENTE ME ENCANTÓ y en algunas partes, incluso me hizo gracia!!!! jajaja

    Un beso! ;)
    http://myworldlai.blogspot.com.es/

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Las opiniones son relativas, así que me encantaría saber la tuya... ¿La dejas por aquí? ¿Sí? Muchas gracias...
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P.D: pido originalidad, ¡no al copieteo ladies and gentlemen!
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